Hay una frase muy conocida entre
quienes trabajamos en grandes empresas de energía, fábricas, etc, durante muchos años: “Cuando una empresa
tiene más Contadores que Ingenieros, sus días están contados”. ¿Se podrá
extender esta frase a un país y a sus economistas?
En
realidad, el espíritu de la frase se origina en el hecho de que cuando las
empresas comienzan a tener problemas financieros, son súper pobladas de
Contadores para intentar sanear sus finanzas, lo cual no siempre es posible y
suelen terminar en bancarrota, a pesar del esfuerzo que hagan los contadores
por salvarla. No obstante, y con absoluta “mala fe”, los ingenieros hemos
generalizado la frase a todas las empresas, cualquiera sea su situación
financiera, para usarla irónicamente como
argumento contra el poder de la rama administrativa y financiera de las
empresas.
En
Argentina cuando los periodistas quieren obtener opiniones sobre la energía, entrevistan
a un economista y jamás a un ingeniero. Cuando quieren saber sobre economía,
también consultan con los economistas y ya que están, los consultan también
sobre política y sobre cualquier cosa. Tenemos cientos de economistas
“mediáticos”, pero no recuerdo más ingenieros “mediáticos” que los que se
puedan contar con los dedos de una mano.
Los
ingenieros, mientras tanto, resguardados en sus trincheras del anonimato, o
reposando cómodamente sobre una nube, se mantienen alejados de la realidad y
con el perfil lo más bajo posible. Total para opinar están los economistas, y
cuando quieren escuchar conceptos racionales, ven una película de Pino Solanas y listo.
Algunos
ingenieros, concentrados en sus especialidades, que ellos creen que no tienen
relación con la energía, se mantienen desactualizados sobre este tema, cuando
no lo desconocen en absoluto. “Mi tema
es otro, yo me dedico a la informática”, dicen algunos. ¿Pero si no hay
energía, cómo pensarán alimentar sus servidores?
En
un programa de televisión, hace un par de meses, un presentador le preguntó a
un economista: “¿Concretamente, se puede realizar la técnica del fracking sin
riesgo ambiental?”. El economista respondió en un tono ceremonioso, de profundo
convencimiento, como si estuviera haciendo un juramento: “Si, se puede”.
Yo
me pregunto si todos los efectos negativos que se produjeron en EEUU, como
consecuencia del fracking, fueron
hechos aislados, casuales, o sin importancia, como para que ese economista no
tenga dudas, al menos, y pueda dar una respuesta como esa con tanta seguridad.
Hace
muchos años, no había economistas y muchos ingenieros se dedicaban a la
economía. Los resultados tampoco fueron buenos. Tal vez sea porque los
economistas y los ingenieros deberían trabajar juntos, en equipo, tratando cada
uno de resolver la parte del problema que le corresponde, sin intentar
reemplazar unos a otros.
Una
cosa es que un economista opine sobre los precios del petróleo, sus tendencias
y consecuencias, como lo hace con éxito el economista canadiense Jeff Rubin, por ejemplo y otra cosa muy
distinta es que opine sobre las consecuencias físicas de una técnica de
extracción de hidrocarburos no convencionales.
Los
economistas, seguidos por los políticos en general, protestan porque no se hace
público el contrato de Vaca Muerta con
Chevron y está bien que lo hagan, pero el problema es que cuando protestan
hacen ver que de lo único que desconfían es del aspecto económico. Salvo Pino Solanas, el resto jamás nombró el
aspecto ecológico, demostrando no importarles que Chevron fue acusado de ser responsable de desastres ambientales en Ecuador y en Brasil. Y hablando de Vaca Muerta, ¿De donde pensarán sacar el agua para el fracking, ya que Vaca Muerta no tiene mar y necesitarán millones de m3 de agua? ¿Se la pedirán a los Chilenos? En caso que ellos acepten, habrá que atravesar la cordillera con el caño, lo que no es fácil, ni barato. Y en un proyecto donde el retorno energético es pobre, se justificará hacer grandes obras para el agua?
Creo que la cuestión que estoy tratando de plantear está relacionada con el patriotismo. Los ingenieros
hemos sido formados en una disciplina que nos permite hacer análisis en
profundidad de ciertos temas, para los cuales no están capacitados los
profesionales de otras disciplinas y no tenemos derecho a mantenernos al margen
de asuntos importantes, en los cuales se juega el futuro de nuestro país. Tenemos
la obligación de actualizarnos, tratando de aportar
algo a la resolución de los problemas. No podemos mirar para otro lado y dejar
que nuestro cerebro descanse, desconectándonos de la realidad.
Los
ingenieros de todas las especialidades tenemos capacidad como para hacer algún
aporte positivo, al menos en una parte de cada tema energético. La energía debe
ser analizada en profundidad, desde el punto de vista físico, verificando su
retorno energético y las consecuencias ambientales y a esto no lo podemos dejar
en manos de los economistas o de los periodistas, por más especializados en energía
que sean. Tenemos que hacer nuestro aporte, se enoje quien se enoje, en bien
del país y sus habitantes. Y si nos equivocamos, trataremos de enmendar el
error, pero el mayor equívoco es no aportar nada y permanecer inactivos,
criticando los hechos cuando ya no hay remedio.
La
eficiencia energética debe ser
fomentada por los ingenieros. No veo a nadie más indicado.Y practicar la
eficiencia energética equivale a tener muchos pozos de petróleo. Pero la gente
no lo entiende, los viejos conceptos son muy fuertes y todo el mundo confunde
eficiencia energética con no gastar energía y leer en la oscuridad. Nadie
entiende que ahorrar 1KWh por cada persona, no significa un ahorro importante
para esa persona, pero si lo multiplicamos por 45 millones de personas nos da
45 millones de kilovatios hora y si lo multiplicamos por la población del mundo
que tiene electricidad, que no es toda, ni mucho menos, nos da una cifra
enorme, de varios miles de millones de KWh.
El
agua y la energía tienen una relación directa. El 1% del agua del planeta es
dulce y está disponible para beberla. El 99% restante o está en los mares y es
salada, o está atrapada en glaciares y polos. Sin agua no hay energía, ni
agricultura, ni comida, ni vida. Sin energía la vida resultaría difícil, pero
tal vez podría continuar. No creo que el jóven economista que dijo días pasados
que “ los recursos de hidrocarburos no
convencionales son una bendición para la Argentina y hay que extraerlos como sea”,
tenga noción de lo que dijo. Y otro economista, no tan jóven, pero de otro
partido político, sentado a su lado en el mismo programa de TV dijo: “Yo no tengo duda, eso que está ahí abajo
hay que sacarlo, eso no se discute”.Estas voces son las escuchadas por la
gente común, que no tuvo oportinidad de conocer las consecuencias de esas
frases.
Todavía
no sabemos si el recurso energético disponible en Vaca Muerta tendrá un retorno energético mayor o menor que 1. Si es
menor que 1, hay que dejarlo donde está. De esa manera, por lo menos seguiríamos
teniendo agua. En caso contrario habrá que ponerse práctico con los métodos
para desalinizar el agua del mar, lo que ya se está haciendo en muchos países,
entre ellos España y se ha comenzado a hacer en EEUU.
Pero,
hasta donde pude averiguar, tampoco conocemos el retorno energético del etanol producido en la Argentina y esto es
grave, porque podría estar ocurriendo que fuera menor que 1 y que con los
subsidios, sobre todo los del gas, tengan un retorno económico mayor que 1,
aunque el retorno energético fuera menor que 1, en cuyo caso estaríamos no solo
malgastando energía para producirlo, sino también pagando entre todos la
ganancia de las plantas productoras de etanol en nuestro país.
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