Los países del Golfo preparan descomunales inversiones en renovables para dominar el mercado y diversificar su economía
Paneles solares en Masdar City, un polo de desarrollo de nueva construcción en las afueras de Abu Dabi. / KARIM SAHIB (AFP / GETTY) |
En temas económicos, el golfo Pérsico es la cuna del petróleo, del combustible casi regalado, de los caprichos millonarios y de las islas artificiales. Sí. Pero ahora empieza a ser también un destino para las renovables. En previsión del declive petrolero, y animados por sus fabulosas reservas de dinero, Catar, Arabia Saudí, Kuwait o Emiratos han lanzado una nueva carrera para liderar el desarrollo de la energía solar.
Para llegar a Rabi Mohtar hay que atravesar la imponente Qatar Foundation. Decenas de edificios recién construidos en un campus con sucursales de prestigiosas universidades de EE UU y centros de investigación punteros en energía y biomedicina. La sede está a las afueras de Doha, la capital de Catar que alberga la cumbre del clima, y por las calles abundan los todoterrenos (Hummers incluidos) que levantan polvo de las obras. El aire acondicionado está a tope y por los pasillos abundan los estudiantes occidentales, la inmensa mayoría becados. Mohtar es el director ejecutivo del Instituto de Investigación de Energía y Medio Ambiente de Qatar (QEERI, en sus siglas en inglés), uno de los centros encargados de la I+D en renovables. “El potencial de energía solar en la región del Golfo es enorme. Estamos bendecidos con una alta radiación solar, y por eso la energía solar es una inversión natural a largo plazo, más allá del gas y del petróleo”, explica en una sala de la Universidad de Georgetown, cuya sede original está en Washington.
El QEERI fichó hace tres meses como jefe de investigación en energía solar a Diego Martínez, un ingeniero español que pasó 22 años —los últimos nueve como director— en la Plataforma Solar de Almería, del Ciemat, el centro público español equivalente al QEERI.
Martínez explica la apuesta por las renovables de una zona extremadamente rica en recursos fósiles: "Esta gente es inteligente y sabe que en 20, 50 o 100 años los hidrocarburos se van a agotar e intentan diversificar. Es un ejercicio de previsión".
Catar anuncia una inversión de 15.000 millones en una megacentral solar
No es solo una apuesta a medio plazo. El agua que consume la región es desalada, requiere gran cantidad de combustibles fósiles (sea fuel o gas, según el país). Así que si consiguen desalar agua o refrigerar los enormes edificios con renovables, tendrán más gas y petróleo que exportar. "Uno de los proyectos pioneros en Catar, en colaboración con el Ciemat, es usar la termosolar para producir electricidad y usar el calor residual para producir agua desalada por destilación, lo que cerraría el ciclo del agua, la energía y la comida", señala Martínez. Quizá como muestra hacia el exterior de que iba en serio, Catar, el país con mayor emisión de CO2 por habitante del mundo, apostó fuerte por albergar la cumbre del clima y esta semana ha anunciado que invertirá hasta 20.000 millones de dólares (15.300 millones de euros) en una central fotovoltaica de 1.800 megavatios de potencia (casi como dos reactores nucleares). En julio pasado, anunció que Qatar Solar Technologies invertiría junto a dos socios 1.000 millones de dólares (765 millones de euros) en una fábrica de módulos de silicio fotovoltaico.
Los proyectos y las cifras son tan grandes como todo lo que se plantea en esta región, ya sean estadios de fútbol solo para el Mundial o rascacielos infinitos. Y no es solo Catar. Arabia Saudí dijo en mayo que invertirá 100.000 millones de dólares (76.500 millones de euros) para convertirse en el mayor centro de producción y distribución de paneles fotovoltaicos del mundo, y planea instalar 14.000 megavatios solares (la potencia de 14 reactores nucleares) hasta 2030.
Abu Dabi construye una ciudad enorme enteramente con renovables (Masdar), y en junio de 2009 consiguió —con petrodólares de por medio— llevarse la sede de la recién creada Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena).
El director general de esta institución, el keniano Adnan Z. Amin, explica en los pasillos de la cumbre del clima por qué tiene sentido esta inversión: "Son países que ya tienen los recursos humanos y las infraestructuras energéticas avanzadas. Para ellos es muy efectivo invertir en renovables. Hay un renacimiento de estas energías en el Golfo. No será de combustibles fósiles, sino de energía solar".
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