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martes, 19 de mayo de 2015

Argentina y su encrucijada energética

Hoy, a mediados de 2015, la Argentina se encuentra en una situación  energética en que debe elegir entre varios caminos. Todos ellos parecen ofrecer  posibilidades de éxito y al mismo tiempo elevados riesgos a mediano y a largo plazo. Por consiguiente, la elección no será  fácil.

Fig.1 – Muchos caminos posibles. ¿Cuáles seguir?
 A partir de 2016 habrá un nuevo gobierno en Argentina y todo parece indicar que se presentará la posibilidad de resolver que camino tomar. ¿Habrá que elegir uno nuevo, o seguir por el actual?
La situación que se presentaba complicada antes de la baja del precio del barril de crudo, hoy se ha complicado mucho más. Cuando el petróleo se encontraba a más de 100 dólares el barril, con permanente tendencia a subir, había una variable que no se consideraba necesario analizar. La base de cualquier razonamiento era petróleo caro y escaso. Ahora nos han demostrado que, mediante determinados mecanismos, el petróleo se puede transformar en algo abundante y barato. Como consecuencia, hay una variable adicional: el precio del barril de crudo.
Todo problema planteado matemáticamente mediante ecuaciones, será más dificil de resolver cuanto mayor sea el número de variables. Para que tenga solución, también deberá aumentar el número de ecuaciones. Si la cantidad de variables es una, sería necesaria una ecuación, si fueran dos, dos ecuaciones y así sucesivamente, siempre se deberá tener igual cantidad de variables que de ecuaciones.
A partir de la baja del precio del crudo ha aparecido una nueva variable, pero la nueva ecuación necesaria no es fácil de plantear. No sabemos como se comportará esta nueva variable en función del tiempo.
Para complicar más las cosas, los supuestamente calificados entes y expertos emiten predicciones que se contradicen unas con otras todo el tiempo.
Los argentinos, cuando analizan temas de energía, lo hacen en un entorno acotado a un tipo de energía y no se hacen análisis que tengan en cuenta todos los tipos posibles al mismo tiempo. Esto sería necesario, porque cada tipo de energía está relacionado con todos los demás. Es decir que hace falta un plan general para todo el país.
¿Habrá que seguir el camino que siguieron otros países?
Seguir el camino que siguieron otros países, a quienes creemos que les fue bien, no nos asegura el éxito, en primer lugar porque cada país tiene su propia realidad.
Por otro lado, ¿cómo podemos hacer para conocer el resultado real, de quienes dicen que les fue bien siguiendo un determinado camino?
Por consiguiente, creo que habrá que elegir un camino propio y hacernos responsables de la elección,  sin dejar de observar lo que hacen los demás países.
Los hidrocarburos no convencionales
La Argentina se embarcó, a partir de 2010, en la exploración de los hidrocarburos no convencionales, basándose en el supuesto de que el resultado había sido exitoso en EEUU. Pero parece que los resultados, de la mayoría de las compañías petroleras estadounidenses, estuvieron muy lejos de ser exitosos mucho antes de la baja del precio del barril de crudo. Y cada día que pasa hay más gente que va llegando a la conclusión de que se trata de una burbuja más, similar a tantas otras que la precedieron, alimentada por el anhelo de EEUU de autoabastecerse y por el flujo de capitales de inversores incautos, que fluyó para financiar las aventuras de las petroleras en el negocio de los no convencionales.
En la Argentina nunca se supo si los recursos no convencionales existentes, técnicamente recuperables,  se podrían llegar a transformar en reservas, o sea en recursos económicamente recuperables. No obstante, el gobierno actual puso a la venta la ilusión de que se trataba de un tesoro, que aseguraría nuestra felicidad para siempre y la oposición la compró. Para eso, cada “especialista” del gobierno, hablando de Vaca Muerta, “confundió” el término recurso con reserva. Desde hace tiempo nadie habla de Vaca Muerta en Argentina: silencio radial. Más precisamente, desde que el precio del barril de crudo llegó en su estrepitosa caída a unos 70 dólares.
Actualmente, con precio del barril de petróleo en torno de los 50 dólares a nivel mundial, la Argentina les paga a las petroleras que extraen petróleo en el territorio nacional unos 76 dólares el barril y los combustibles en el surtidor aumentan su precio todo el tiempo.
Las energías renovables
Nos han tratado de hacer creer que las energías renovables significaban la gran solución ante el alto precio y próximo agotamiento del petróleo. Idea esta que fue inmediatamente aceptada por todos, ya que significaba tener usinas con combustible gratis. Además, venían acompañando al respeto más absoluto del medio ambiente. ¡Energía limpia!, decían los más audaces.
Pero cuando comenzamos a sacar las cuentas, resultó que la alta inversión necesaria para comenzar a producir algunas de esas energías limpias, hacía que para amortizarlas durante su vida útil había que venderlas a un precio mayor que la energía obtenida de combustibles fósiles. Entonces se “resolvió” el problema mediante subsidios gubernamentales en todo el mundo.
Cuando se midió el grado de limpieza de las renovables, se llegó a la conclusión de que no eran tan limpias, ya que durante la fabricación e instalación de las centrales renovables el proceso no tenía nada de limpio.
Las esperanzas están centradas en que los equipos que constituyen las centrales de energías renovables puedan ser obtenidos a un precio cada vez menor en el futuro y que en los procesos de fabricación  se incluyan cada vez más energías renovables. Este panorama se ve lejano, si es que algún día se alcanza.
Los biocombustibles
Producir biocombustibles a partir de residuos, suele ser rentable si se maneja bien. Cultivar plantas con el único fin de utilizar sus frutos para generar energía, normalmente no es rentable, ni sustentable y origina más problemas que soluciones.
Si la producción de los biocombustibles se realiza a partir de la basura, o de los residuos tales como la materia fecal, residuos industriales o agrícolas, el proceso tiene tres ventajas: 1) Permite sacarse de encima la basura y los residuos; 2) Obtener abonos como subproductos y 3) Obtener combustibles. Además y lo que es muy importante, no es necesario el largo proceso que implica sembrar, cultivar y cosechar una planta para recién comenzar a producir el biocombustible. Esta operación necesita generalmente usar más energía que la que se obtiene y la contaminación del medio ambiente termina siendo mayor que la de la producción de los combustibles fósiles.
La demanda de biocombustibles en el mundo es realmente muy baja y termina siendo compulsiva, como la obligatoriedad de “cortar” los combustibles fósiles con un cierto porcentaje de biocombustibles
La energía atómica
Después de los desastres nucleares de Rusia y Japón, esta variante se ha transformado en algo poco atractivo para la mayoría de los países. La Argentina sigue proyectando la construcción de más centrales nucleares, adicionales a las tres que ya tiene, como si lo de Rusia y Japón no hubiera ocurrido. ¿No será una actitud un tanto temeraria? ¿Se habrá analizada lo suficiente esta decisión?
El riesgo de la generación basada en energía nuclear existe, ya sea en Alemania, Japón, Rusia, China, EEUU, España, Francia, Gran Bretaña, China, Brasil o Argentina.
Los técnicos y científicos que manejan la energía nuclear en Argentina son realmente excelentes, pero objetivamente también lo eran los rusos y los japoneses. Siempre hay una probabilidad de un accidente, o de un error. Además, si bien las centrales nucleares no producen CO2, también es cierto que hay que guardar los residuos nucleares sumergidos en agua de por vida y esto está lejos de ser un problema menor.
La energía hidroeléctrica
Cuando cursé la materia Electrotecnia IV, en la Universidad Nacional de Córdoba, en Argentina, cuyo contenido era Centrales Eléctricas, a fines de la década de 1960, el ingeniero Bazán (uno de mis heroes), que era el profesor titular, nos decía en sus clases: “las turbinas hidráulicas no contaminan el agua, ni le cambian el sabor….”, lo cual es cierto, pero en esa época nadie hablaba del desastre ecológico que implica embalsar el agua, realidad hoy archiconocida por cualquier ecologista. Éramos más ignorantes que ahora y todavía no habíamos tomado conciencia del daño que estábamos haciendo a la naturaleza. Argentinos y brasileños competíamos sobre quien construiría la mayor central hidroeléctrica. No pensábamos en la cantidad de especies de animales y plantas que se sacrificarían en esa competencia, ni tampoco de lo que significaba para poblaciones enteras abandonar sus tierras. Aunque había algunas excepciones, como aquellos biólogos que andaban en botes y lanchas, salvando animales, por los terrenos recientemente inundados por nuestra idea de generar energía “limpia” y barata. Ellos andaban contra la corriente, no solo del río, sino también contra la insensibilidad de la sociedad de esa época. Pero creo que la causa de fondo era nuestra ignorancia.
Hoy en día, ya no podemos usar a la ignorancia como excusa. En Brasil, por ejemplo, la gran cantidad de enormes centrales hidroeléctricas, actualmente en construcción, sobre la cuenca del Amazonas, harán estragos, pero sin embargo siguen adelante, a pesar de que sabemos que esto afectará a toda la humanidad.
A pesar de todas las consecuencias ecológicas negativas, la tasa de retorno energético de las centrales hidroeléctricas es la mejor de todas las energías renovables.
¿Qué especialistas deberían opinar?
Creo que deberían opinar los especialistas de todas las disciplinas, con la salvedad de que cada uno debería hacerlo exclusivamente en las áreas de su competencia.
La energía no es una disciplina aislada, tiene relación con la física, la química, la electricidad, la mecánica, la geología, la meteorología, la mecánica de los suelos, la biología, la medicina, etc, además de la economía. En definitiva con muchas asignaturas que los economistas no estudian. Por consiguiente los economistas deberían auto limitarse a opinar solo sobre su área de conocimiento y no sobre la energía en general, como lo hacen actualmente.
En Argentina existe una cantidad enorme de especialistas y experiencias, que operan en áreas estancas, sin comunicación entre ellos.  Es necesario fomentar el diálogo entre todas esas entidades, para tratar de obtener un proyecto general para el país, que aproveche los conocimientos de la gran mayoría de ellas.
Alemania, las energías renovables, la energía nuclear y el carbón
Nos vienen pasando por delante de nuestras narices el “ejemplo a seguir” de Alemania, donde se están dando de baja las centrales nucleares y donde para 2022, ya no quedaría ninguna en pié, sustituyéndolas por energías solar y eólica. Pero resulta que esta” verdad” no es tan verdadera como la presentan. La realidad es que Alemania, además de energías renovables, está usando nuevas plantas que utilizan carbón, para reemplazar a la energía nuclear. Si bien Alemania cuenta con varios atenuantes sobre este comportamiento contradictorio, como son que las nuevas plantas a carbón son mucho más eficientes y menos contaminantes que las antiguas y que el inicio de su construcción ocurrió antes de la decisión de eliminar las plantas nucleares, la realidad concreta es que en 2013 produjo mucha más energía eléctrica a partir del carbón que la que produjo a partir del sol y del viento (Fig.2)  y además aumentó su producción a partir del carbón con respecto a 2012 (Fig. 3). Y la consecuencia de esto es que Alemania sigue figurando en los primeros lugares entre los mayores emisores de CO2 en el ranking mundial.
Fig.2 – Producción de electricidad en Alemania durante 2013.  Fuente: http://www.ise.fraunhofer.de/en/renewable-energy-data

Fig.3 – Variación en la producción de electricidad en 2013 respecto de 2012. Fuente: http://www.ise.fraunhofer.de/en/renewable-energy-data

En la Fig.4 se puede ver la potencia eléctrica instalada en Alemania a fines de octubre de 2014, donde se puede apreciar que la eólica + la solar son mayores que las de carbón en sus dos tipos sumados. No obstante, la producción de energía eléctrica a partir del carbón en los primeros once meses de 2014 sigue siendo mucho mayor que la del viento + el sol (Fig.5).
La mejoría se ve en que en la generación durante 2014 hubo una disminución en el uso de carbón con respecto a 2013 (Fig.6).

Fig.4- Potencia eléctrica instalada en Alemania a fines de octubre de 2014. Todas las fuentes. Fuente: http://www.ise.fraunhofer.de/en/renewable-energy-data
Fig.5- Producción de electricidad en Alemania en los primeros once meses de 2014. Fuente: http://www.ise.fraunhofer.de/en/renewable-energy-data
Fig.6- Comparación del mismo período de 2014 con respecto a 2013. Fuente: http://www.ise.fraunhofer.de/en/renewable-energy-data
En síntesis, antes de seguir a ciegas los ejemplos que nos venden, analicemos los detalles y no nos embarquemos en más Vacas Muertas, sin estar seguros de que hay posibilidades lógicas de éxito, de acuerdo con nuestras posibilidades reales. Tengamos presente que los recursos que dispone Alemania, en cuanto a la tecnología solar y EEUU, en cuanto al petróleo, no son comparables a los nuestros.  Y sobre todo, confiemos en nuestra propia capacidad para distinguir el camino correcto. Y no olvidemos de leer la letra chica de los contratos, a pesar de que con el de Chevron ni siquiera nos han dejado leer la grande.
La eficiencia energética
Gastar  menos energía para obtener los mismos resultados, es algo que debería ocupar un lugar de privilegio en la cabeza de cada argentino. Frases como “la energía más limpia y barata es la que no se consume”, deberían ser inculcadas en las personas desde que nacen. La cultura energética, debería constituir el 11º mandamiento. Para que eso sea posible, los padres y docentes debemos estar convencidos y para convencernos debemos incrementar drásticamente nuestra propia cultura energética.
Relación entre la energía y la ecología
Creo que cada vez que el ser humano realiza cualquier acción, altera el equilibrio biológico, aunque lo haga con la mejor de las buenas intenciones. No obstante, siempre hay una forma de ejecutar esas acciones de modo que dicha alteración resulte menor.
Cuando se transforma la energía de una forma a otra, siempre se produce contaminación, solo que podemos elegir métodos que nos permitan contaminar menos que otros y tomar precauciones para que el daño sea lo menor posible.
Los ecologistas normalmente se oponen, con razones fundadas, a la mayoría de las explotaciones de las fuentes de energía fósil y nuclear. Pero el problema es que no proponen alternativas reales para suplantarlas cuantitativamente. Y creo que la razón es porque dichas alternativas no existen en la actualidad. Ni siquiera existen alternativas para fabricar  y transportar las partes que constituyen las plantas de energías renovables, como la eólica o la hidroeléctrica, sin usar energías fósiles. Piense Ud que las partes incluyen materiales como el acero, que para obtenerlo hay que hacerlo a partir de las minas de hierro.
Creo que si de lo que se trata es de salvar al planeta, la única solución es cambiar abruptamente nuestro estilo de vida, de tal manera que no haya que reemplazar las formas de obtener la energía, para que todo continúe igual, sino eliminando necesidades y por consiguiente eliminando la necesidad de producir energía al mismo ritmo actual.
La generación distribuída
La generación distribuída consiste en acercar la generación al consumo, permitiendo que los usuarios puedan generar parte de su energía y entregarla a la red cuando les sobra, siendo compensados cuando les falta y la toman de la red. Esto puede ayudar cuando las compañías de electricidad tienen el pico de consumo durante las horas diurnas y no disponen de la suficiente potencia instalada para abastecerla, ya que los usuarios usan en las ciudades paneles solares y no les resulta ni práctico, ni económico, contar con baterías para almacenar energía para auto abastecerse durante la noche.
Pero si como sucede en España, la potencia instalada en las grandes compañías de electricidad es superior a la demanda, se crea una competencia entre la auto generación y las compañías de electricidad durante el día.
La generación distribuída debe ser planificada adecuadamente y podría significar un gran alivio en los veranos de la Argentina actual, donde el exceso de demanda produce enormes sufrimientos a las poblaciones urbanas, cuando se les corta el suministro.
No obstante, esto implica una inversión, por parte de los consumidores, que demora varios años en ser amortizada por medio de la disminución de la energía que se deja de pagar a las compañías de electricidad.
En una sociedad bien organizada y solidaria, la generación distribuída debería necesariamente contribuir al bien común, ya que se eliminarían enormes pérdidas en las líneas de transmisión.
La energía del mar
La energía del mar es enorme, sólo que no resulta barato aprovecharla por el momento. No obstante debe ser estudiada y analizada como una posibilidad real y concreta. Existen en el mundo varios proyectos, en funcionamiento desde hace años y muchos que están en la etapas de implementación y estudio. La Argentina, en su extensa costa, dispone de lugares aptos para casi todas las tecnologías para generar electricidad a partir de la energía del mar.
La energía geotérmica
En Copahue, en Neuquén, el gobierno provincial está intentando instalar una central geotérmica de 30MW desde hace muchos años. Mediante gestiones confusas, ha logrado conseguir la falta de consenso social, sobre todo en los pueblos originarios. La obra se encuentra adjudicada desde hace varios años, en medio de gran desconfianza sobre la posible afectación del agua de los glaciares. Para esto colabora la falta de información clara y actualizada sobre la implementación.
Pero la geotermia constituye uno de los numerosos frentes de lucha para los ecologistas de Neuquén, ya que también vienen luchando contra la contaminación producida por la explotación del gas y petróleo convencionales y ahora, nada menos que contra el fracking.
¿Qué piensan nuestros políticos?
Los políticos, en general, solo piensan en el autoabastecimiento energético, pero no parecen preocuparse demasiado sobre como obtener la energía para lograrlo. Pareciera que su mayor preocupación estuviera centrada en echarse la culpa unos a otros por haberlo perdido en los últimos años.
Además, cuando intentan hablar de energía, demuestran que no tienen la menor idea del tema.
La elección del camino energético tiene que ser una consecuencia de discusiones entre técnicos y no de retórica y propaganda política carente de contenido.
De alguna forma deben introducirse en las cámaras legislativas la ciencia y la técnica, para que no haya legisladores que confundan los conceptos, como los que hablan de las reservas de Vaca Muerta o los que creen que los buques metaneros transportan GLP, en lugar de GNL, cuando debaten leyes que involucran estos temas.
Creo que la energía es algo demasiado complicado, como para que lo manejen la mayoría de los políticos.
¡Sepa el pueblo votar entre las modestas alternativas que tiene a su disposición!

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